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Bosquejos

Hablando se orienta la gente

Hablando se orienta la gente En el léxico urbano hay una serie de términos que nos permiten entendernos a la hora de identificar las características de un lugar. Una plaza suele ser un espacio destinado a la recreación, de varios metros cuadrados de superficie. Pasaje, calle, avenida, etc. indican distintas dimensiones de arterias transitables por vehículos. Pero parece que tal diversidad de vocablos a disposición de mis coterráneos es insuficiente.
Pasemos revista a la voces acuñadas para suplir esa falencia:

Recta
Vivo en proximidad de la llamada “recta” Martinolli. Ortodoxamente la podríamos describir como una avenida, con dos carriles y con un pequeño cantero central. ¿Porqué se llama recta Martinolli y no avenida Martinolli? Misterios de la semántica. Desconozco cuál es el grado de “rectitud” necesario para adquirir tal condición o la longitud de el o los tramos sin curvas para entrar en esta categoría. O si existe otro ejemplar de la misma.

Doble avenida
En la localidad serrana de Unquillo la arteria principal - con el ubicuo nombre de San Martín – es técnicamente lo que se denominaría una avenida, a secas. O sea “Larga vía urbana, plantada de árboles generalmente orientada hacia un monumento, icono o centro de la ciudad”. Efectivamente, el busto del prócer completa la figura.
La sencillez de esta modalidad quizás fue insuficiente para los pobladores que la bautizaron como “doble”. Puede que sea una forma de plural intensivo como el Elohim de la divinidad de los hebreos (literalmente dioses, en plural) o una manifestación freudiana del inconsciente. Ya lo dijo Gustavo Ceratti, todos tenemos una doble vida.
Al igual que en el caso anterior nos encontramos con una clase de un solo espécimen. Es que los unquillenses son tan originales...

Los boulevares
Aquí, en apariencia, no habría inventos. Bulevar o boulevard es toda vía urbana espaciosa rodeada de árboles. Mas allá de la fria definición, la palabra es románticamente evocativa y en Córdoba tenemos algún ejemplo que le hace justicia: Chacabuco.
Cualquier desprevenido supondría que en una zona llamada los “boulevares” podría hallar varios de ellos, en especial si se encuentran nombres como Boulevard de los Italianos, Boulevard de los Alemanes, etc. insistiendo en la categoría además del nombre genérico del sector.
Lamento decepcionarlos pero sólo encontrará calles comunes bautizadas de esta forma, muchas sin asfaltar aún, cruzando una vía de doble mano bastante mezquina y abarrotada con arteras lomadas y semáforos desincronizados, todo esto en un entorno fabril. Peores que el de los sueños rotos son los inexistentes.

Bajada
En mi ciudad hay por lo menos dos: Pucará y San Roque. Ambas se transitan en los dos sentidos. ¿Qué hizo que el que las bautizó no advirtiera que si se las recorre por la otra mano se convierten en “subidas”? ¿Pensarlas como subida desanima? ¿O la decadencia será más atractiva que la ascensión? ¿Hay una lógica similar a la que nos hace conmemorar las fechas de las muertes de nuestros próceres y no su nacimiento? Parecería ser algo menos grave que la tanatofilia que nos atribuyen, por la cuál la zona mas paqueta de nuestra capital nacional, Recoleta, recibe su nombre de la necrópolis que alberga. Aquí tenemos material para que Kundera reflexione sobre lo pesado y lo liviano. La insoportable arbitrariedad del urbanista.

Esta lista es necesariamente incompleta, como el bestiario de seres imaginarios de Borges. Quien quiera aportar las perlas de su vecindario no se reprima.
La autoría de los términos es incierta, no se sabe si se trata de anarco urbanistas o ciudadanos de a pie que imponen sus voces domésticas, lo cierto es que tenemos una verdadera contranomenclatura. Dolina sabrá si los responsables se ubican en el bando de los hombres sensibles o de los hiperracionalistas refutadores.

Apuntes a la orilla del mar

Apuntes a la orilla del mar Tranquilas actividades que contrastaban con el viento y el oleaje.

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Flores.

Flores. En el damero del microcentro de mi ciudad infinidad de buscavidas ofrecen sus mercancías. Los rubros más variados y las estrategias más extrañas se mezclan.
Facha, un reloj?
Breteles con siliconas.
Paraguas?.
Libros, libros... resuenan sus reclamos.

Entre ellos hay una raza especial: los vendedores de jazmines.
Influidos por la naturaleza de su producto se acercan con humildad, sin proferir gritos, y exhiben las flores con una pregunta casi susurrada:
flores?
Bandejas cargadas de ramitos, presentan una imagen surreal.
¿Comestibles? Recuerdo el personaje de Peters Sellers: si se ve bien y huele bien, tiene que tener buen sabor.

Pero el jazmín tiene algo de conmovedor, que tiene que ver con quienes lo venden.

Mi cielo azul.

Mi cielo azul. Peatonales
Caminás por el centro de Córdoba. Un ciclorama cerúleo para la pálida repostería de la torre de la legislatura. Abajo, cabezas empecinadas. Apostados estratégicamente, ciegos vocingleros, artistas espontáneos y manifiestas protestas le dan color a la mañana.