Flores.

Facha, un reloj?
Breteles con siliconas.
Paraguas?.
Libros, libros... resuenan sus reclamos.
Entre ellos hay una raza especial: los vendedores de jazmines.
Influidos por la naturaleza de su producto se acercan con humildad, sin proferir gritos, y exhiben las flores con una pregunta casi susurrada:
flores?
Bandejas cargadas de ramitos, presentan una imagen surreal.
¿Comestibles? Recuerdo el personaje de Peters Sellers: si se ve bien y huele bien, tiene que tener buen sabor.
Pero el jazmín tiene algo de conmovedor, que tiene que ver con quienes lo venden.
3 comentarios
dosdedos -
Elpeorsordo -
dosdedos -
Extraño mi Córdoba y por ella doy mil "madriles".